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jueves, 30 de junio de 2011

“beautiful, sublime” traducción libre por Juan Lorenzo Hernández

La belleza, lo sublime.


El significado de “la belleza” y de “lo sublime” como pareja empleada con frecuencia en el lenguaje estético, radica en discursos sobre lenguaje, naturaleza, literatura y artes visuales. Antes de ahondar en el significado conjunto de estos términos, es importante esbozar individualmente las definiciones relevantes de cada uno de los términos. El diccionario Oxford de Inglés define “belleza” como (1) sobresaliente en la gracia de sus formas, elegancia de colorido y otras cualidades las cuales deleitan el ojo y llaman a una entusiasta admiración, (2) proporcionando entusiasta placer a los sentidos, (3) impresionando con elegancia lo intelectual o lo moral, a través de su aptitud inherente o su gracia o aun su exacta adaptación a un propósito, y (4) relativo a la belleza; estética”. El OED define el adjetivo “sublime” en términos de “cosas en la naturaleza y arte” como “aquellas que afectan la mente con un sentimiento de sobresaturando grandeza o fuerza irreversible; calculada para inspirar sobrecogimiento, profunda reverencia o noble emoción, todo en razón de su belleza, vastedad o grandeza.”


Cuando estas definiciones son aplicadas a las relaciones entre “la belleza” y “lo sublime” pueden ser reducidas a lo siguiente: Si es placentero a los sentidos de alguna manera se referirá a la belleza, y si evoca una sobresaturada elevación o vastedad así sea en ideas, arte, naturaleza o como experiencia se referirá a lo sublime. Procuramos esta sencilla explicación con el fin de simplificar los términos que han sido debatidos con feroz vehemencia por círculos filosóficos por cientos de años. Ahora bien, con el el propósito de ilustrar sus relaciones y aún fuera del campo de las teorías de los medios, es necesario compararlos a un nivel fundamental.


De acuerdo a la Enciclopedia de Estética, y tratando de ubicar cronológicamente el origen de “lo sublime” y como esta se relaciona con lo estético, dice: Lo sublime fue rutinariamente emparejado con “La belleza” para producir un sistema de clasificaciones de juicios sobre la experiencia. (Kelly, 1998, vol. 4, 327). La discusión de lo sublime en estética radica en un tratado escrito por Longinus en el Siglo I de la era cristiana (ibid, 326) el tratado fue dedicado al análisis de estilos de retórica y nos introduce en la noción de que puede haber algo sorpresivo (o no intencional) artístico sobre la representación de esa retórica. Esta noción de la intención o motivación del autor o artista fue posteriormente analizada por Inmanuel Kant en la discusión de lo sublime como relacionada con estética. Aunque antes de Kant, Edmund Burke escribió la “investigación” sobre las relaciones de lo sublime y la belleza.


La conceptualización de Edmund Burke de la belleza y lo sublime yace justamente en la escisión de distintas categorías. En su investigación filosófica a cerca de los orígenes de nuestras ideas de lo Sublime y lo Bello (1757), Burke categoriza “los objetos de experiencia” de acuerdo a la manera en que estos objetos impactan los sentidos (Kelly, 1998, 4, 327). Burke asocia las cualificaciones como “balance”, “suavidad” y “delicadeza” y “color” con la belleza, en tanto, él habla de lo “sublime” en términos tales como “vastedad” y “terror” (Burke 1757). Para Burke los términos trabajan casi en oposición de uno frente al otro, ciertamente, lo sublime no es de lo bello en el mundo burkeano. También hay oros pensadores que debatieron a Burke sobre sus nociones de esas categorías.


En 1763, luego de establecer algunas analogías, Kant alegó contra la Investigación filosófica de Burke resaltando la diferencia entre lo sublime y lo bello en su “Crítica de Juicio” (1790) aplicando lo sublime-estético únicamente a la naturaleza. Haciendo eso él ilustró la manera en la cual lo sublime-natural “provee una instancia pura de juicio estético, “porque no había “artista” de la naturaleza –significando que no había intención del artista de interpretar cuando estaba juzgando el objeto- (Kelly, 1998, vol. 4, 327). Lo sublime- natural quitó la intención original del autor o artista como un factor en juzgar el “poder estético” o valor del objeto (ibid, 326). Lo sublime-natural estaba determinado por un juicio subjetivo; esta fue una respuesta que trató algo que “no fue hecho para ser significativo (para nosotros) como si esto fuera significativo.” (ibid) Kant alegó que lo estético-sublime emana de una “intencionalidad sin intención” lo que la Enciclopedia de Estética dice que viene a estar “asociado con la pretensión que la experiencia estético-sublime contiene dentro un vínculo con el arte de la vanguardia.” (ibid, 328) Es así, precisamente este sentimiento – que lo estético-sublime tiene un efecto no intencionado sobre su receptor; por lo que la noción de Kant puede ser vinculada al arte modero y post-moderno. Para lo bello, Kant básicamente perpetuó la noción burkeniana del término, igualándola y extendiéndola para parecerse verdaderamente a bondad y gusto. Kant creyó que la belleza (Kelly, 1998, vol. 1, 241).


Las nociones de lo bello y lo sublime como relativas al arte están enclavadas dentro de la historia de la pintura paisajística del siglo XVIII, primero en la británica y luego en la americana. Ahora cuando específicamente discutimos sobre estos términos, el par se convierte en una triada que incluye el término “pintoresco”. Pintoresco se aborda como una suerte de término medio y previo a los otros dos, y queda radicado en la tradición especifica del la pintura paisajística. El autor viajero William Gilpin primero defino el termino paisajístico como expresión de “un particular tipo de belleza el cual es agradable a una pintura” (Watson, 1970, 19). La belleza, lo sublime y lo pintoresco resumen la historia de los tres términos tal y como hacen referencia a las escuelas británica y americana de la pintura paisajista. Este describe las pinturas en la tradición paisajística como paisajes conteniendo “serenidad y calma” consistiendo esta en las formas naturales arregladas en una composición balanceada” (Ketner y Tammenga, 1984, 10). Es importante destacar que el termino “balanceado” en esta descripción, esta empleado tal y como lo evoca Burke en su noción de “lo bello”. Las pinturas “pintorescas” describen “dureza, escarpadas, árboles y follajes con apariencia desvencijada, profundos contrastes de luz y sombra y referencias de anécdotas rusticas” (ibid). El énfasis en estas pinturas estuvo en la “variedad y el contraste de lo visible en lugar de la naturaleza idealizada” (ibid). Finalmente la pintura sublime es apuntada de esta manera: “Terror y maravilla que engendrada las bases emocionales de una respuesta sublime-estética a la naturaleza salvaje... tremendas montañas, profundos valles y tormentas cataclísmicas... siendo estos los sujetos típicos de los paisajes sublimes” (ibid). La conceptualización de Burke emerge una vez más en que el terror y la vastedad son las cualidades definitorias de la pintura paisajística del Siglo XVIII.






La pintura paisajística británica de este estilo también alimentó la industria del turismo, liderando la creación de los actuales paisajes físicos (jardines y similares) que encajan en el estilo de la pintura. El desborde de la pintura paisajística que afecta así mismo al paisajismo actual, influyó en la literatura Romántica también. Por ejemplo los temas de lo bello y lo sublime están presentes en la novela del Siglo XVIII de Jhon Milton, Paraíso Perdido (Moore, 1990), como también en la poesía pintoresca de William Wordswoth (Rennan, 1987).






El artista del Siglo XX, Robert Smithson discute la noción de la belleza, lo sublime y lo pintoresco en relación con el paisajismo, en su articulo “Frederick Law Olmstead y el paisajismo dialéctico”. Para Smithson la perspectiva del arquitecto paisajista Olmstead esta presente en la tradición inglesa del Siglo XVIII y argumenta la manera en que Uvedale Price extiende la noción de Burke de lo sublime y lo bello hasta un punto que pretende liberar el paisajismo de los jardines de las pinturas de Italia en un más físico sentido de la temporalidad de los paisajes. Un árbol, por ejemplo, impactado por un rayo es algo más que meramente bello o sublime, este es “pintoresco” (Smithson, 1979, 118) Smithson, después, expande sobre esta idea de lo pintoresco hacia algo que “esta lejos de ser un movimiento interno de la mente” (como lo bello o lo sublime puede ser) y que debe estar “basado sobre la tierra real”. Esto encaja en la descripción de lo pintoresco anteriormente delineada, en referencia a que es el piso del medio entre los extremos de lo bello y lo sublime –evocando un sentido de realidad del paisajismo. El trabajo de Smithson de land art, el Spiral Jetty, es argumentable como una descripción de “lo pintoresco”, así como utiliza “tierra real” también provoca al espectador a tomar una foto de la obra (como el mismo Smithson hizo con su película documental de la construcción de su jetty).






Lo bello y lo sublime hoy.


El artista, escritor y crítico Jeremy Gilbert-Rolfe ha expresado una visión actual de la relación la belleza-lo sublime en su libro La belleza y lo sublime contemporáneo, 1999. Lo que es más revolucionario sobre la perspectiva de Gilbert-Rolfe es su noción de que lo sublime no existe en la naturaleza hoy en día. Él alega que lo sublime puede solo habitar o ser expresado por medios tecnológicos y como la tecnología es ilimitada y no puede ser detenida. Gilbert-Rolfe dice que la naturaleza es limitada y finita y que lo sublime requiere lo ilimitado de la tecnología. Gilbert-Rolfe asocia belleza con glamour y frivolidad y, como opuesto a la “bondad” del Kantiano o a “la belleza” Burkeana. (Gilbert-Rolfe, 1999).






Aunque no es usual tratar de aplicar las nociones de belleza o sublime a los medios masivos en el debate dado por Gilbert-Rolfe de lo sublime en tecnología esta hace de su aplicación un próximo paso. ¿Qué puede ser descrito como bello o sublime en los productos culturales altamente mediáticos de hoy en día? ¿Por qué son importantes las nociones de belleza o sublime en términos de medios masivos? En orden de hablar específicamente de cómo estos términos pueden ser empleados en ese contexto, resulta útil emplear un ejemplo de un evento mediático masivo para su análisis. Un reciente ejemplo de evento mediático de gran magnitud es el 11 de septiembre. El cubrimiento mediático de los ataques al World Trade Center podría decirse que puede ser visto como bello, sublime y pintoresco. Primero, “bello” parece ser correcto y más apropiado a las fotografías de las torres antes del desastre en su integridad. Luego las fotos esas fotografías capturan una construcción hecha por el hombre de las dos majestuosas torres que evocan la noción burkeana de “belleza” como algo caracterizado en su descripción por lo suave o placentero para los sentidos. (hay que estar claros que otros filósofos pueden estar en desacuerdo con la caracterización de algo hecho por el hombre como algo bello) Si “lo sublime” significa algo soñado o simplemente de gran tamaño o altura en el cielo y puede ser usado para describir arquitectura (entre otras cosas), es también justo describir las anteriores torres del World Trade Center como sublimes. Inversamente esto se ve como una connotación de lo sublime que se refiere a algo vasto, muy grande, esto es casi terrible en su grandeza, podría también ser usado para describir la caída de las torres del World Trade Center. ¿Significa esto que podríamos describir la experiencia de mirar la cobertura en vivo de este evento como “sublime”?


Pareciere que la respuesta podría ser sí. Uno sientió el terror y la vastedad del evento en tanto estuvo viendo la cobertura por T.V. Su noción de sublime se acomoda a la proliferación de alta tecnología “oleadas de información” arrastrándose através de las pantallas de televisión durante la cobertura de los hechos del 9 de septiembre, permitiendo a los espectadores tener un constante y multimediatico acceso a los actualizaciones noticiosas multimedia en tanto simultáneamente podían ver los gigantescos edificios caer y caer. El momento en que cada avión chocó con los edificios representó la ruptura de la belleza evocando ambos “lo real” y probablemente también “lo pintoresco” (en el sentido de algo irregular interrumpiendo una escena, o simplemente en el sentido que uno –o en este caso, varios- se sintieron compelidos a tomar una foto de los edificios a los que se había arrancado un pedazo)






Alexander Ross (1986) es el que mejor alcanza un elemento importante de lo pintoresco y resulta ser una mezcla de lo bello y lo sublime, en tanto de lo que él dice de William Gilpin, “La teorización de Gilpin a veces trae a lo real y a lo ideal en relaciones contrastante” (Ross, 1896, 7) El análisis de Ross señala a los estudiantes de teoría de los medios la importancia de lo bello, lo sublime y lo pintoresco en referencia a que esos términos han sido usado para evocar varios niveles de “lo real” y “lo ideal” en filosofía, arte y literatura. Las categorías han sido usadas en un intento de identificar los efectos de la naturaleza, arte y lenguaje, en los sentidos de uno y también como establecer maneras en las cuales discutir valores en arte. La tradición de la estética nació sin los larguísimos discursos sobre el significado de lo bello y lo sublime. En el fundamento más amplio, las largas discusiones del significado de lo bello y lo sublime estuvieron apuntadas a tratar de acertadamente capturar en lenguaje una descripción de uno experiencia de la cosa. Como actividad central de lo más mediático y de los medios es darle forma o comunicar la experiencia, las relaciones entre lo bello y lo sublime son perennemente importantes para los estudiantes de historia del arte y otras teorías de los medios.


Laura Smith.


Traducción de Juan Lorenzo Hernández.


Junio 2011.
Traducción libre por Juan Lorenzo Hernández.










Título original: “beautiful, sublime” .









Autor: Laura Smith. fuente: The University of Chicago: Theories of Media: Keywords Glossary: beautiful, sublime.









[en línea] http://csmt.uchicago.edu/glossary2004/beautifulsublime.htm. intervenida en fecha 6/30/2011 1:01 PM.

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