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domingo, 12 de junio de 2011

Mirando la vida con los ojos de un niño, 1953. Traducción mía de un ensayo de Matisse

Mirando la vida con los ojos de un niño, 1953.



  • Matisse on art. Jack D. Flam. Phaidom Press Limited. Littlegate House, St. Ebbe’s Street, Oxford. Second edition (paperback) 1978.

Traducción libre por Juan Lorenzo Hernández.


Resumen:


En este ensayo Matisse da cuenta que la creatividad empieza con la vista la cual por si misma es una operación creativa. Un canon esencial para Matisse es que el artista debe mirar todas las cosas como si lo estuviera haciendo por primera vez, como si fuera un niño, sin esa facultad le resultará imposible expresarse en forma personal, original.


Matisse siente que la equivalencia y traspaso de los objetos desde el caos de la actual realidad visual al orden y la estructura de una pintura se alcanza insuflando el dibujo con el mismo poder y belleza que se encuentra en la naturaleza. Concluye una vez más, con que la observación en el acto de creación es equivalente a un acto metafísico de amor y que el amor es la raíz de toda la creación.


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Ensayo:


Mirando la vida con los ojos de un niño, 1953.


  • Autor:


  • Henri-Emil Benoit Matisse.
Le Cateau 1896- Cimiez 1954


  • Traducción: Juan Lorenzo Hernández.





Crear es la verdadera función del artista; donde no hay creatividad no hay arte. Pero, sería un error tener a este poder creativo como talento innato. En arte, el genuino autor no es solo un ser dotado, sino un hombre que ha tenido éxito dando un determinado fin a un complejo de actividades de todo en lo cual el arte es su producto.


Así, para el artista, la creación empieza con la visualización. Ver es propiamente una operación, una actividad creativa la que requiere un esfuerzo. Todas las cosas que nosotros vemos en nuestra vida diaria están más o menos distorsionadas por hábitos adquiridos y esto, es tal vez más evidente en una era como la nuestra cuando los afiches y las revistas de cine con su flujo de imágenes prehechas y se terminan configurando en el ojo como prejuicios para la mente.


El esfuerzo necesario par ver las cosas sin distorsión podrá requerir de coraje; y ese coraje es esencial para el artista quien tiene que ver como si fuera la primera vez que ve: el tiene que ver la vida como la vio como lo hizo cuando era un niño, y si él pierde esta facultad nunca podrá expresarse originalmente, lo que quiere decir, de una manera personal.


Por ejemplo, pienso que, nada es más difícil para el pintor que se dispone a pintar una rosa, porque antes de que él pueda hacerlo debe olvidar todas las rosas que antes hubiera pintado.


Yo siempre he preguntado a los visitantes quienes han venido a verme a Vence si ellos han notado el árbol de manzano que yace sobre la columna corintia que esta en la entrada casi ninguno me ha podido responder afirmativamente y es por el hecho de que cerca hay un cardo tan impresionante que se ha logrado desviar su atención.


El primer paso para crear es ver todo tan real como es y esto requiere un esfuerzo constante. Crear es expresar lo que tenemos dentro de nosotros. Todo esfuerzo creativo viene desde dentro de nosotros. También debemos alimentar nuestros sentimientos y podemos hacerlo solo con materiales derivados desde el mundo que tenemos y que esta ligado a nosotros. Este el proceso desde donde el artista incorpora y gradualmente asimila el mundo exterior dentro de sí mismo hasta que el objeto de su dibujo empieza a ser parte de si. Hasta que él lo tiene dentro de él y lo puede proyectar sobre el lienzo de su creación.


Cuando yo pinto un retrato regreso y regresos a mis bocetos y cada vez es un nuevo retrato que empiezo a pintar. No es uno que estoy mejorando, sino uno un poco diferente que empiezo otra vez y cada vez extraigo de la misma persona un mismo ser.


Con la finalidad de hacer de este escrito algo más completo debo decir que siempre tengo como recurso fotografías de la misma persona a diferentes edades y el resultado final puede mostrarla más joven o de diferentes aspectos de los cuales representaba al momento de posar. La razón es que ese es el aspecto el que me pareció más valedero, el cual reveló la personalidad del que posó.


De esta manera es como una obra de arte es el clímax de un largo trabajo de elaboración. El artista toma de su alrededor todo lo que puede nutrir su visión interna, sea directamente cuando el objeto dibujado aparece directamente en su composición o aun por analogía. De esta manera él se pone dentro de una posición donde él puede crear. Él se enriquece internamente con todas las formas que él ha creado y a las cuales él asignará un nuevo ritmo.


Es en la expresión de ese nuevo ritmo que el trabajo del artista se hace realmente creativo. Para alcanzarlo, él tendrá que tamizar más que acumular detalles y seleccionar por ejemplo y de todas las posibles combinaciones las líneas que más expresan y dan vida al dibujo y buscar los términos equivalentes por los cuales los hechos de la naturaleza son trasferidos al arte.


En mi naturaleza muerta con magnolia, pinté una mesa de mármol en rojo, en otro lugar hubiera usado negro para sugerir el reflejo del sol sobre el mar. Todas esas transferencias no fueron ni cuando menos un capricho ni casualidad sino el resultado de una serie de investigaciones, siguiendo las cuales esos colores los veía como necesarios porque su relación con le resto de la composición en el sentido de dar la impresión que yo quise.


Los colores y las líneas son fuerzas y el secreto para su creación yace en el juego y balance de esas fuerzas.


En la capilla en Vence la cual es el resultado de investigaciones más tempranas, he tratado de lograr ese balance de fuerzas; los azules, verdes y amarillos de las ventanas componen una luz dentro de la capilla la cual no es estrictamente ninguno de los colores empleados, pero es el resultado viviente de su mezcla mutua, en esa luz hecha de los colores empleados traté de jugar sobre todo con el blanco y el blanco de zinc propio de la superficie de la pared que miraba sobre las paredes que miraban a las ventanas sobre las cuales las líneas estaban propuestas para acomodarse aparte. El contraste me permitió dar a la luz su valor máximo de vitalidad para hacer su máximo y elemental valor esencial, coloreándolas, calentándolas y animando toda la estructura a la cual deseaba dar una impresión de espacio ilimitado a pesar de sus pequeñas dimensiones. Através de la capilla toda línea y todo detalle contribuye a dar esa impresión.


Ese es el sentido en que a mi me parece que el arte puede ser señalado de imitar la naturaleza y en el cual el trabajador creativo insuflará vida a la obra de arte.


De ser así, el trabajo realizado lucirá fértil y como poseído de la misma fuerza de emocionar al mismo tiempo que resplandecientemente bello y como lo encontramos en obras de la naturaleza.


Un gran amor es necesario para alcanzar ese efecto, un amor capaz de de inspirar y sostener ese esfuerzo con la constancia requerida hacia la encendida y calida verdad y la analítica profundidad que acompaña el nacimiento de la obra de arte.


Entonces, ¿no es el amor el origen de todas las creaciones?






AUTOR: HENRI MATISSE


TÍTULO/AÑO: STILL LIFE WITH A MAGNOLIA/ 1941


Técnica/materiales: Pintura/óleo sobre tela


Dimensiones: 73 x 100 cm.


Lugar de ubicación: Musée Nazional d'Art Moderne Centre Georges Pompidou, Paris


Fuente: [En linea] http://www.henri-matisse.net/paintings/dp.html . Intervenida en 12/06/2011 9:50hrs.


















Capilla de Vence














































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