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domingo, 11 de marzo de 2012

Eva Gonzalès y Marie Cassatt una sola historia. Ensayo

Decanato de Estudios de Postgrado e Investigaciones.

Diplomado Avanzado en Historia del Arte Occidental.

Simbolismo y Modernismo, Impresionismo y Postimpresionismo.

Profesora: Isabel Scagni.





Eva Gonzalès

y Mary Cassatt,

una sola historia.

(Ensayo)























Autor: Juan Lorenzo Hernández.



Caracas, marzo de 2008

Introducción

Este trabajo pretende recordar dos pintoras impresionistas -Eva Gonzalès y Mary Cassatt- quienes, en opinión de los conocedores, no han recibido el trato que merecen de parte de la mayoría de los historiadores de arte. Así mismo, y teniendo como base breves referencias del historiador Arnold Hauser hemos pretendido efectuar algunos comentarios concatenándolos con dos cuadros de las autoras aquí mencionadas.

La mejor tratada a través de los años ha sido la estadounidense Mary Cassatt, sobre quien abunda bibliografía, mientras que sobre la francesa Eva Gonzalès casí nada se consigue dando la impresión de haber sido sistemáticamente marginada de la historia del impresionismo.

Haremos referencia a dos de las cuatro mujeres que fueron aceptadas en el Movimiento Impresionista. Eva Gonzalès muere a los 34 años de edad y en consecuencia su biografía pareciere estar completada con efectos mitológicos. Mary Cassatt alcanza vivir hasta los 82 teniendo amplios reconocimientos y quedando para la historia un amplio acervo. Fueron dos mujeres, dos pintoras, una pasión con un único resultado: es una sola historia. El lector del ensayo deberá formular sus propias conclusiones, por qué todos conocen a Renoir, Manet, Degas, Pisarro, Monet y por qué nunca oyó mencionar… quizás a Eva Gonzalès. Por cierto, las otras son Berthe Morrisot y Marie Bracquemond.

Mi interés en investigar sobre las citadas pintoras surge en cuanto revisaba lo relativo al Impresionismo en la obra del Prof. Emil Waldmann quien hace referencia a Eva Gonzalès y sus compañeras indicando que

“… del mismo modo que la pintura de las mujeres que intervinieron en esta tendencia –el Impresionismo-, por ejem. Eva Gonzalès (…) nos interesará siempre, no solo por el dominio que poseen, sino también por el encanto que se desprende de sus obras…” (Waldman, 1944, p. 100-1001)

También y probablemente la sonoridad castellana del nombre por oposición al gracezgo habitual de los nombres franceses, junto con el absoluto desconocimiento que sigo teniendo de ellas, me llevó a resolverme por orientar mi ensayo básicamente sobre Gonzalès y Cassatt quienes en la segunda mitad del siglo XIX formaron parte integral de la aventura impresionista, al lado de pintores como Edgard Degas o Edouard Manet.

Hoy el Museo Schirm de Frankfurt mantiene una exposición sobre las cuatro pintoras.

Por ultimo y como y a manera de colorario puedo indicar que los trabajos de Gonzalès y Cassatt se cotizan en el mercado de manera cercana.







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Nota sobre El Impresionismo

Durante la segunda mitad del siglo XIX, París fue el centro del mundo del arte. Bajo la dirección del arquitecto de Napoleón III el Barón Haussmann, sus calles, arquitectura y el sistema de transporte cambiaron dramáticamente fijando los estándares para la vida urbana en el siglo XX. Las estaciones de tren en París fueron numerosas y elegantes con techos de vidrio y armaduras nunca vistas o usadas antes con esos fines. Así como el aspecto de París cambiaba, cambiaba también el arte que allí se creaba. Escritores como Émile Zola y Stendhal se concentraron en la tragedia y los esfuerzos del hombre común y desde luego que la organización política del gobierno francés lo hacia con la revolución. Compositores como Claude Debussy llenaron su música con colores y ritmos. Los pintores y escultores conocieron la vida moderna y experimentaron verdaderas y nuevas sensaciones que les serían útiles para la expresión artística. Esta escogencia de elementos subjetivos defino los cánones del Salón Oficial los cuales dedicaron la temática (historia, religión y mitología) y el estilo (suave acabado y cuidadosas pinceladas) sobre lo expuesto.

La energía con la cual París se convirtió en una ciudad moderna atrajo a gente de todas partes de Europa y de los Estados Unidos. Muchos artistas, vinieron a engrosar los números estudios de los artistas que enseñaban y en general a abrazar una vida moderna. Algunos de estos artistas son conocidos hoy en día como Impresionistas quienes vieron que debían hacer que esa modernidad fuera el sujeto de importancia de su arte, entonces cada uno tuvo una interpretación individual de cómo veía, sentía y hasta oía: Monet , por ejemplo, enfatizó la vida al aire libre, en tanto Degas, escogió escenas en estudio de la vida cotidiana.

A pesar de sus diferencias en lo que a estilo se refiere y a sus preferencias en el lo tocante a al temática, los Impresionistas vieron en la compañía de sus compañeros de movimiento la posibilidad de compartir bien fuera en sus lugares de trabajo o en los muchos cafés de París la discusión y el debate de conceptos y teorías del arte. Músicos, escritores y filósofos fueron incluidos en esas discusiones intelectuales, las cuales proveyeron un estimulo para el trabajo de los que se involucraban. Los participantes en estos intercambios intelectuales asistían a las exposiciones de los otros, así como que coleccionaban los trabajos de los demás. Este fuerte lazo social contribuyó al soporte filosófico y en consecuencia al reforzamiento de lo provocativo de los trabajos de estos primeros artistas “modernos”.

Tal y como señala Rodenwaldt “el Impresionismo puede obtener algunos rasgos en su conceptualización en tanto se asocie con el mundo del color y del tono en que viven las cosas, sus autores lo extraen de sí mismos, lo crean independientemente, y por lo tanto lo hacen inaccesible. Aquello que han visto y que les ha proporcionado un momento de goce, un segundo, lo elaboran en su fantasía intuitiva con sus inquietas e inalcanzables energías, hasta lograr despojarlo del último resto de realidad y de grosera materia, Así que todo quede transformado en una exteriorización firme y definitiva”. (Rodenwaldt, 19, p. 100-1001)

El nuevo estilo de vida burgués, produjo todo un fenómeno social que alteró el uso del campo y de la ciudad. El campo y los parajes naturales, como el mar, dejaron de ser lugares de trabajo y pasaron a ser concebidos como sitios de ocio y entretenimiento, por lo que se ponen de moda actividades como las excursiones campestres y las regatas. La ciudad, en cambio, se convirtió en el hábitat cotidiano de la nueva clase social, nacieron los flenneurs, caminantes que se desplazaban por las calles de París para lucirse y asistir a los conciertos que se realizaban en los jardines y los boulevards. Los paseantes nocturnos, la bohemia de los cafés, las acaloradas tertulias intelectuales y las cantantes de cabaret, se transformaron en verdaderos símbolos de la época.





Eva Gonzalès/ Nota biográfica

Hija de un escritor español naturalizado francés y de una músico Belga, creció en un hogar que fue centro de reuniones de críticos de arte y de escritores. Después de tomar lecciones con Charles Chaplin, un retratista de sociedad quien dirigía un estudio para mujeres al que también asistía Mary Cassatt, empezó en 1869 a ser pupila formal de Manet. También modeló para él en su “Retrato de Eva Gonzalès”, el cual fue exhibido en el Salón de 1870, hoy mostrado en la Galería Nacional de Londres. Por alguna razón –tal y como hizo Manet- ella prefirió exponer en los Salones Oficiales en lugar de aceptar las invitaciones de los Impresionistas, haciéndolo en los de los años 1870 y 1879, donde fue preferida por los críticos por su “gentileza” al pintar, sin embargo su trabajo también resultó mejor “defendido” por los críticos de tendencia “realista”.

Hasta 1872 estuvo en su estilo de pintura fuertemente influenciada por Manet, pero luego de esa fecha desarrolló su estilo personal. Se ha dicho que el brillo de sus colores y la suavidad de sus pinceladas son los que hicieron exitosa sus pinturas. Los trabajos de la etapa madura de Gonzalès, tanto dibujos y oleos se concentran en temas de la vida cotidiana, incluyendo retratos y otros relacionados.

En términos generales la referencia histórica dice que aunque su trabajo fue aclamado por varios críticos las exhibiciones no atrajeron multitudes y que algunas obras fueron vendidas en la subasta posterior sostenida en el Hôtel Drouet en Paris.

Hoy en día cuando las pinturas, dibujos e impresiones de los Impresionistas han definido el arte del final del siglo XIX tanto para el público como para los especialistas, su trabajo es tenido mucho más en cuenta. En la actualidad cuando ya la atención prestada a las mujeres artistas no les requiere más que sean gentiles, su trabajo en muy deseado.

En 1879 casó con el hermano del artista grafico Henri Geraud naciendo de esta relación su hija Julie y tristemente fallece de embolia cinco días después de su mentor Manet.

Dejó una obra de gran calidad a pesar de su limitada cantidad como resultado de su temprana muerte.

Gonzalès/ Hauser









Ahora bien, asociando lo escrito por el Prof. Arnold Hauser, historiador del arte británico de origen húngaro, quien elaboró una teoría del arte en la que analiza los fenómenos artísticos en estrecha relación con su contexto histórico y social y los fenómenos socioeconómicos. Rechazando así, la autonomía de las artes, ya que éstas están formadas por factores materiales que son interdependientes y cuya consecuencia es que parece apuntar a que cada sociedad tiene un estilo específico. Tenemos que podemos encontrar alusión directa en la obra de Gonzalès en los siguientes párrafos:

Página 196

“El impresionismo es un arte ciudadano por excelencia, y no solo, desde luego, (…) es un estilo ciudadano porque describe la versatilidad, el ritmo nervioso, las impresiones súbitas, agudas, pero siempre efímeras de la vida ciudadana”

Eva Gonzalès en su obra “Un Palco del Teatro de los Italianos” demuestra el dominio de la composición, y la aptitud para captar la fascinación del momento histórico urbano en su apogeo: La opera, acto social de máxima sofisticación. Con una luz maravillosa es capaz de diseñar un dialogo propio de la conducta social. El Palco en el Teatro de Los Italianos está ocupado por una atractiva joven vestida con un escotado traje de noche azul con puntillas blancas. Su mano izquierda está enguantada y en tanto que en la derecha sostiene unos binóculos; la acompaña un galán vestido con elegante chaqué, representado de perfil. Las cortinas de terciopelo rojo y un ramo de flores completan la composición, en donde la artista ha sabido interpretar perfectamente la sensación de perspectiva al sacar el brazo de la joven hacia el espectador. Las luces del teatro impactan en la protagonista, como si se tratara de una diva. el caballero parece dirigir su mirada fuera de la protagonista y esta sin dejar de concertar un dialogo dirige su mirada hacia el plató. Denota cuidado por los detalles, casi que abordando el realismo, al sostener los binóculos con la mano que no tiene guante puesto. En ese mismo sentido se puede observar un cuidadoso ramo de flores en cuyo logro más allá que el detalle emana belleza. En esencia el cuadro capta la belleza de la vida urbana.

Página 197

“El predominio del momento sobre su duración y la persistencia, el sentimiento de que todo fenómeno es una constelación pasajera y única, una ola fugitiva del río en la que no se baña uno dos veces, es la forma mas simple a que puede llevarse el impresionismo” (…)

“El modo de ver impresionista transforma la imagen natural en un proceso, en un surgir y un transcurrir. Disuelve todas las cosas estables y firmemente trabadas en una metamorfosis y presta a la realidad el carácter de lo imperfecto y lo no terminado.

En la obra que comentamos es fácil apreciar un momento extraordinario y riquísimo en lo que a la carga emotiva se refiere: la obra esta por empezar, los músicos afinan, los espectadores toman asiento, se ven y los ven, todo transcurre rápidamente. Hay expectativa, no sabemos que también la van a pasar, pero sabemos que la estaban pasando llenos de emoción. Más allá, están flotando en un momento que seguirá siendo de máximo placer. La capacidad expresiva de la autora a conjugado el sustrato del movimiento impresionista “el momento ha sido suspendido” y las emociones son arrojadas al espectador de la obra mediante la simplificación de los elementos visuales.

Más adelante, en la página 201, dice:



“La acentuación del color y el deseo de transformar la superficie pictórica en una armonía de efectos de luz y color son los que absorben el espacio y disuelven la tectónica de los cuerpos”

Eva Gonzalès el la obra comentada nos ofrece tonalidades rojas y doradas que aunque en consonancia con el azul no dejan de ofrecer matices obscuros dispuestos a hacer una franca combinación con los efectos del escote de la joven; todo lo cual aumentará el disfrute del momento, del instante que ha quedado plasmado. Siempre denota placidez y alegría en dónde no pesa el trabajo, en cualquier caso debería entenderse como la recompensa al trabajo.



En la página 203, leemos:



“El impresionismo recurre a la verdadera percepción, mas allá de los colores conscientes, teóricamente válidos, lo que por lo demás no es un acto espontáneo ni mucho menos, sino que representa un proceso psicológico sumamente artificioso y extremadamente complicado”



Definitivamente la invitación a penetrar en la obra esta plasmada en desdoblamiento de los colores claros que no son sino la demostración, la objetivación de la luz, el escote y el dorado del palco pasan de ser identidades de una realidad que pasa a establecer un dialogo con la psiquis del espectador; lejos de ser un efecto espontáneo es el efecto de una reflexión técnica muy bien planteada. Definitivamente el instante de placer, de lujo y la expectativa de descubrimiento de un emocionante evento cultural esta por ser percibido por el espectador de la pintura.



En el citado libro, página 206, leemos:

“El impresionismo (…), “es elegante y espiritual, nervioso y sensible, sensual y epicúreo, encaprichado con lujos y rarezas, que partía de estrictas vivencias personales”

Al respecto solo debemos apuntar que nada más preciso que la objetividad de A. Hauser. En la sociedad occidental uno de los actos a los que se le asigna mayor nivel de etiqueta y protocolo es el de asistir a lo opera. En la representación hecha por Eva Gonzalès es imposible sustraer la luz y la vivencia de su tierra natal destacando esta en la consecuencia de la ejecución de esa actividad la sensibilidad y sensualidad que parte de las estricta vivencia personal de los personajes junto con la exhibición de lujos como joyas, la suntuosidad del dorado del palco y el capricho del ramo de flores, aunada con la sensación de un ya que no se repite más, todo ello hace que esta pintura sea imposible incluirla en otro movimiento que no sea el de los Impresionistas.



























Mary (Stevenson) Cassatt

Nota biográfica

La artista norteamericana Mary (Stevenson ) Cassatt fue la más moderna pintora norteamericana del siglo XIX, luego de haber estudiado en su país natal sintió incompleta su formación y como muchos otros artistas apenas termina la guerra civil estadounidense marchan a Europa.

Desarrolló su inequívoco estilo durante sus estudios en París y a través de su contacto cercano con Degas, quien en más de una oportunidad señaló que la pincelada de Cassatt era la más viril de todas las pintoras.

Para quien escribe y visto en su totalidad, el soporte práctico fundamental del Movimiento Impresionista puede que a ella le sea debido, por haber dado auxilio financiero directo y promocionado ampliamente los trabajos de sus miembros particularmente en los Estados Unidos. Es ella quien persuade a su hermano J. Gardner Cassatt, de comprar obras de Manet, Monet, Morisot, Renoir, Degas y Pisarro, hasta convertirlo en el primer y más importante coleccionista de tales trabajos en el continente. Así como también aconsejó y animó a sus amigos los Havemeyers a construir su importante colección de trabajos de Impresionistas y otros artistas franceses contemporáneos.

La personalidad y consecuente figuración para la historia del movimiento Impresionista por parte de Mary Cassatt puede ser mejor ilustrada al reproducir lo dicho por ella a su biógrafo, Achille Ségard al ser preguntada sobre la invitación de Degas para exponer con los impresionistas:





A pesar de su admiración por Degas no fue imitadora servil de su estilo conservando su muy personal y propio lenguaje a través de su carrera. De él y de otros impresionistas ella adquiere un interés en la rehabilitación de las cualidades pictóricas de los hechos de la vida cotidiana, inclinándose más allá que el lo doméstico y en lo intimo en lo social y lo urbano. También derivó de Degas y otros una sentido observación inmediata con énfasis en el significado gestual. Su primeros trabajos estuvieron caracterizados por un brillo lírico y por sutileza visual con una iluminación dorada pero hacia el 1860 y como una consecuencia de la exhibición de impresos japoneses habida en París a comienzos de la década sus dibujos empezaron a ser más enfáticos sus colores se hicieron más claros y animados.

Ella vivió en Francia toda su vida y aunque con cuestionamientos hacia su patria de adopción nunca dejo de preferir a su tierra natal, dejó de hacer grabados y de pintar por enfermedad de la vista en 1901 y en 1904, respectivamente, murió ciega en su casa de verano en Francia en 1926, A su entierro asistió todo el pueblo, su criada de toda la vida contó que los asistentes tomando prestada una costumbre protestante arrojaron sobre la urna depositada en el foso pétalos de las flores de las coronas y dijo que si ella hubiera estado viva habría pedido que se quedaran un momento más para seguirlos pintando.











Cassatt/Hauser

Muchas son las obras que atraen mi interés, sin embargo he escogido la que a continuación procederé a comentar:



Siéndole aplicable a la presente obra los comentarios efectuados en el Capítulo referido a Gonzalès/Hauser, quisiera agregar lo siguiente: “Palco” fue la primera obra impresionista de Cassatt en ser exhibida en los Estados Unidos, a pesar de que los críticos la describieron como ”un boceto prometedor” no como una pintura terminada. Esta representa una fascinante mujer vestida para una representación en el teatro. Entretenimientos como el teatro, la opera, y las carreras de caballo, eran extremadamente populares entre los parisinos a quienes les encantaban tales diversiones, no solamente por si mismas sino también por ser la oportunidad de ver y dejarse ver.

En líneas generales los impresionistas se deleitaban pintando esos espectáculos de la vida moderna, especialmente los relacionados con el teatro, sus efectos lumínicos y su variedad de deslumbramientos.

Varios artistas masculinos, incluyendo a Pierre-Auguste Renoir y Degas habían pintado mujeres lindas en palcos de teatro donde aparecían como si estuvieran en exhibición dentro de un marco dorado. Cassatt le dio a la figura femenina un rol notable y dinámico. Ella observa ávidamente las filas de asientos a través de sus binóculos. En el fondo y en el centro un hombre francamente pretende su mirada junto con el observador completa el circulo. La pintura de Cassatt explora el acto de mirar, rompiendo los tradicionales límites entre el observador y observado, entre la audiencia y el ejecutante

Aun cuando la mayoría de sus compatriotas se enorgullecían de la educación recibida en las escuelas de arte de la capital francesa, ella prontamente se agota del conocimiento adquirido en esas academias que se perpetuaban en las exposiciones que ellas mismas organizaban. Ella decidió que la pintura debía ser libre y romper con los viejos métodos y adaptarse al mundo moderno. Cassatt consigue la respuesta a su reflexión en un nuevo tipo de pintura en le trabajo de los Impresionistas, un pequeño circulo de pintores independientes franceses. Sintiéndose a gusto con su desprecio por las exhibiciones con jurado y su preferencia por representar imágenes de la vida contemporánea.























Bibliografía



Waldman, Emil (1944) “Arte del Realismo e Impresionismo en el Siglo XIX” (4ª Ed.). Barcelona, España: Editorial Labor S. A. Barcelona-Madrid 1944



Rodenwaldt, Gerhardt “Historia del Arte Labor” T. III Realismo, Impresionismo (2ª Ed.). Barcelona: editorial Labor S.A. Barcelona-1933





Weinberg, H. Barbara. "Mary Stevenson Cassatt (1844–1926)". In Timeline of Art History. New York: The Metropolitan Museum of Art, 2000–.



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